Alexander Mora, Presidente CAMTIC, Vicepresidente Cadexco
La discusión alrededor de la necesidad de aumentar los recursos para ciencia, tecnología e innovación en Costa Rica, es constante, pero levanta su tono cuando se negocia el Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) o durante las campañas electorales, procesos que suelen coincidir.
El pasado 7 de diciembre, el Micit presentó los Indicadores nacionales 2008 de Ciencia, Tecnología e Innovación , un documento de lectura obligatoria para quienes están o pretenden estar al frente de la conducción de dicho Sistema y en general, del diseño, implementación o evaluación de política pública para el desarrollo nacional.
Además, estos indicadores son resultado de un esfuerzo notable de Micit para ordenar y estandarizar, con criterios internacionales, el desorden que ha existido en este campo en el país.
Se trata de un segundo informe, y ojalá quienes asuman la tarea en el próximo gobierno, lo valoren, mantengan y mejoren, pues es una herramienta relevante para hacer y evaluar la política pública en muchos campos.
En la coyuntura actual, más allá de la información histórica o de tendencias, dichos indicadores son insumo obligatorio para la construcción de las propuestas de gobierno.
Problema de gastos. Un elemento conceptual urgente de analizar en el marco de la campaña electoral, es la concepción generalizada de que los recursos dedicados a ciencia, tecnología e innovación, son simplemente gastos. Queriendo ser provocativo con este comentario, me atrevo a decir que, en efecto, una parte significativa lo son. Carecen de impacto económico y social.
Más allá de permitir a algunos recibir un salario y a otros unos ingresos por venta de bienes o servicios, no aportan nada más al país.
En esta categoría están recursos públicos asignados de forma repetitiva, por compromisos, por falta de imaginación, de criterio o de mecanismos de evaluación y rendición de cuentas.
Esto último ha sido asignatura pendiente desde la creación del Sistema, hace ya veinte años.
Sin embargo, con esta metodología y conjunto de indicadores, el Micit está poniendo las bases para hacer visibles los resultados del uso de estos recursos públicos, permitiendo así iniciar ese necesario ejercicio de evaluación y rendición de cuentas sobre estos.
Aún deben incorporarse indicadores y hacerse análisis específicos sobre la calidad del uso de esos recursos y separar así lo que se gasta de aquellos que se invierte.
Desperdicios. No obstante, de una lectura analítica y comparativa de algunos de estos indicadores, ya es posible advertir evidentes desperdicios y enormes vacíos.
En esta versión, la mente y los anteojos del lector deben tener ciertas condiciones y disposición para hacer esa lectura. Ojalá en el futuro esta lectura pueda hacerse de manera directa.
Lo positivo es que, por este rumbo, el país está en buena ruta para depurar el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, y conocer el impacto de los recursos que le asigna, algo que es particularmente útil para las autoridades de nuestras universidades públicas y centros públicos de investigación, que tienen el mérito de ser quienes más recursos dedican al Sistema y por consecuencia, quienes tienen mayor riesgo de estarlos gastando y no invirtiendo.
Fuente: Publicado en el periódico La Nación (21 diciembre, 2009)
http://www.nacion.com/ln_ee/2009/diciembre/21/opinion2201109.html
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